Cafè del Candela 126 posts | Communia 17 posts | Escoleta d'idiomes Maan yad f yad 1 post |
L'Embarral 32 posts | Synusia 423 posts |
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Esta Carta de los Nuevos Derechos se plantea como una de las posibles opciones para reprogramar el welfare, y como un proyecto político y económico que invita y apela a cualquier partido que se reclame de izquierdas. Y sin embargo, no es la fórmula para que los partidos de izquierda representen a la ciudadanía. La ciudadanía se constituye hoy como tendencia a la autorepresentación. Migrantes, mujeres, afectados por las hipotecas, la destrucción del medio o la degradación de los servicios públicos, comunidades agrupadas en torno a formas de vida, redes sociales y un largo etcétera de agregaciones emergentes han encontrado formas de hablar por sí mismas, sin la mediación de aparatos institucionales o representativos cada vez más minoritarios y caducos. Es la hora de que la izquierda ensaye planteamientos nuevos que sólo pueden pasar por la aceptación de los límites a su representatividad y por la cooperación con los movimientos y las formas de agregación que crecen en las nuevas texturas urbanas. Es en esta capacidad de escucha donde el acceso a la vivienda, el derecho a la salud y el cuidado, el reconocimiento de los comunes, el derecho al estudio o el derecho a la movilidad resuenan como el clamor subterráneo de los nuevos tiempos, así como el ejercicio cotidiano de nuevas formas de habitar la ciudad. Se trata de propuestas y programas prácticos del movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual, y que apenas necesitan de la participación de los gabinetes de expertos. Sencillamente se requiere que los gobiernos locales, y de modo obligatorio aquellos de izquierda, se plieguen y se pongan al servicio de las urgencias que suscriben estos movimientos. A quienes suscribimos esta declaración no nos cabe ninguna duda que esa es la tarea a realizar por parte de las autodenominadas izquierdas. Caso contrario su tiempo histórico se acortará a marchas forzadas.
La crisis es hoy el fantasma que recorre Europa. Las élites políticas, de la mano de las económicas, llevan más de tres años prometiendo una vuelta a la «normalidad» que en modo alguno se corresponde con lo ocurrido. Antes el contrario, las políticas y las intervenciones han puesto el beneficio y la renta financiera por encima de cualquier otra consideración. La apropiación capitalista de la vida social, la insistencia sobre la necesidad de la mal llamada austeridad, el recorte del welfare y de los derechos, la privatización de los bienes comunes no son, en definitiva, más que políticas de desposesión y depredación social. Ésta, y no otra, es la realpolitik que hace caer el peso de la crisis sobre las capas medias y bajas de la sociedad.